Si bien, el Feng Shui requiere de ciertos datos concretos de la casa para trabajar sobre ellos, hay algunas informaciones básicas que se pueden seguir en
nuestros hogares.
Elija una casa que tenga una buena protección en su espalda. Se refiere a que tenga una montaña
atrás, pero en la ciudad puede ser una casa o edificio más altos en la parte posterior.
Debe tener
un espacio abierto delante, despejado, con una buena vista, un patio delantero o un parque frente a la casa.
A los lados
debe haber estructuras protectoras.
En un
edificio de departamentos, hay que elegir los pisos intermedios, ni los primeros ni los últimos.
El camino
interno que va hacia la casa es preferible que sea curvo y sinuoso, antes que una línea recta.
No debe
haber objetos que obstaculicen este camino interno, ya que esto bloquea la energía.
La puerta de entrada debe estar bien cuidada, ya que es la
cara de nuestro hogar. Debe mantenerse bien pintada o barnizada, con sus manillas y bronces brillantes, un par de plantas a cada lado para que la realcen; en definitiva debe ser un lugar que
dé la bienvenida.
Los jardines con flores y árboles perennes con benévolos, ya que se asocian con el crecimiento y son
símbolo de prosperidad.
Preferiblemente la casa debe tener una forma cuadrada, sólida y estable. Debe evitarse las formas de L o H.
Una vez elegida la casa, es imprescindible mantener la limpieza y el orden para que un lugar tenga buen
Feng Shui, pues permite que la energía fluya con libertad. Donde hay desorden y suciedad, el “chi” se estanca.